Deja que las palabras se acomoden
solitas entre sí, no las dirijas.
Ellas sabrán qué hacer, son bien canijas
pero se portan bien si no las joden.
Y más que bien. Armónicas ordenan
ellas solas los versos, el poema.
Si las presionas cambiarán de tema,
pero si no verás que el alma llenan
de lo que andas buscando; no las pongas
a decir lo que quieres, ellas saben
lo que conviene. Nada de fodongas
tienen. Que estas palabras se te graben.
¿Ya ves?, casi termino este soneto.
Pero es que yo con ellas no me meto.